Capitana de la cripta

Y esta simbiosis partidaria
de la singularidad,
ejemplar de la soledad,
se folla a sí misma
por los pasillos retumbantes
de la locura y la esperanza
por volver a ser siervo
de los minutos enterrados
por el hedor
del rasguño
del picor insostenible
de una herida,
si no traficada por el destino,
deshecha del camino.

Tal y como manda la capitana
sus redes arrasan con el campo
y sus hilos retorcidos
de paja mental
vuelven y devuelven
a rodeos de bipolaridad
su corona cautiva
a la cripta reutilizada
que a frescos de historia
bautiza su alcoba
y su almohada
que nadie desea
pero en la que todos
terminamos siendo parte 
de su calmoso escenario
repleto de carozos inútiles.

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