Pasado constante

Ante la presencia de su rostro
volvió su espina dorsal,
imitando una piñata
para que partieran
y repartieran
su añosa luna,
ciega como la vida
e invicta como el recuerdo,
a manjar de lúbrica carroña.
Para que fueran
por sí mismas
una firme firma
del pasado 
constante
del ronquido
delirante.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Tormentosa vida

Forjado a males

Ceguera mentirosa