Deidad despojada

Fantasmas del recuerdo
susurrantes en cada desquicio
son el torniquete a la paradoja
del último escalón al inicio.

Ni rascando el musgo
a esta piedra de hueso
nota caricias el nimbo 
que cosquillea travieso;

ni partiendo el tiempo
a pedazos de etapas
es capaz de sonrojar
su gravilla abortada.

A trazas de cultura,
vesánica abre puertas,
una orgía sorpresiva
de Dioses sin cabeza.

Ebisu perdedor es colgado;
Tique marginado le diseca
e interracial la mala suerte
prospera en imprudencia.

En su nacer de bosques rabiosos,
Parodia sierva de cima mezclada,
son mestizos sus ángeles sarnosos
que nocturnos violan nuestro alma.

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