Volverán a ser uno

Retorna a casa un anciano
con una una barra de pan
bajo un brazo solitario
y come junto a ella,
las cenizas de su amada,
esperando
a que el punto y final
del último plazo
le dé camino
para volver a verla.

Siempre la amará
y siempre será
su pedazo,
su cacho,
y su trozo
de tormenta que riega
su magno y su Opus.

Su sonrisa inamovible
sin muescas de rendición
posa afortunada
en el llano calabozo
de los latidos perdidos
cuando observa
la dorada alianza
que jamás
de su dedo
caerá.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Tormentosa vida

Forjado a males

Ceguera mentirosa