Oídos altruistas
Vaporizado el criterio
de amistosa penitencia,
solo queda
un helado recuerdo
que mueve piedras
al chato vadeo
de la escurridiza
paciencia.
Y una península
de tímida capilar
hace la frente muy larga
en tan poco pensar
sobre su cota de malla
de brillosa empatía
como capa superficial.
Y una oreja malcriada
de altruista succión
ahora hace de tienda
de campaña,
y de su cera
una lúcida capa
nos hace fulgurar
cuando acuna
nuestras largas
y cansadas pestañas.
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