Su mundo, sus reglas

Déficit de atención
tienen sus modales
que cuando piden perdón
son el agujereado orinal
del orín
de sandeces en pañales.

Aunque le da igual
pues su negro cinturón
aprieta sus espantos
haciéndole ver
que no tiene porqué
el hecho de ser
extraño
el surrealismo
de su vasto
universo inventado.

Impredecibles movimientos
de contoneo ligón
son la lonja vendida
de básica estirpe
de un mausoleo
digno
de los tacones
de una fantasía
de medias verdades
y entera brujería.

Brujería por cierto
que bajo sombra
y sobre el lodo
a bajo coste
y sobretodo
de entera pasión,
nace pobre,
vertiente de riquezas
y de libre apodo
su enigmática
e ilusoria bipolaridad
convertida en pienso
de rotas cenicientas
de callo en el codo.

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