Inténtalo; Redenciónate, miserable estrofa de la vida. Verás que tus actos de valentía ya no sirven ni para encerrar tus quimeras, pues llevas en los pulmones la alforja creadora de la oscura pasión tras una justa despedida de tu niño lacrimoso interior. No eres lo que fuiste, pues eres el destrozo que ha nacido del canibalismo de tus abrazos.
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