Siempre errando

Sonoridad a traición
suena por su cuello
que solo cruge
cuando pierde,
entre algodones
y a tortazos 
de tontuna,
la razón.

Fractura alfileres
que deciden mover
el peón para ser reina
de un tablero
violado
por la cumbre
de la desistida 
adopción.

De entre pallasos
bañados en lejía
su arcoiris
ninfómano
de la herejía
atraviesa espantos
a la que su sonrisa
pierde en favor.

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