El más rico del cementerio

Destronó frívolo la sabandija
al príncipe eterno de la locura
quién permitió triste estrellarse
a formidables pasos de lujuria.

Pero su ciega carabela embistió
anhelosa sin quererlo en angostura
agrediendo "veintitrece" razones
de una mente retorcida de ternura.

No quiso repartir sus tesoros
que a tanto veneno aguardaba
pues temido decía que compartir
era tener menos en su almohada.

Con una moneda bajo la lengua
ancló su día partiendo en miseria,
para suplicar permiso al barquero;
para viajar deshabitado en riqueza.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Tormentosa vida

Forjado a males

Ceguera mentirosa