Tres clavos blandos

Caminando en calma

Un cortavientos de tela
afeita el mentón del sendero
para poder peregrinar
a pies descalzos
por la llanura del pasado
a tiempo completo
por un segundo;
solamente uno,
de vida.

Santuario de convictos

Un paraguas es el sumidero
de ladrones 
de pulmón manchado
que astillan en sí,
a frívolos templadores
que maniatan
desde su caja de valquirias,
hasta el santuario
del reposo y sosiego
para poder mirar
a crugidos de antojo,
su minutero usado
en un paquete de tabaco
armado a pedazos
de naufragios.

Restos

Una vitrina hecha cenizas
muestra el carisma
de un lápiz sin mina
que dibuja cual vacío
un credo 
de lámina hueca
rellena 
de claroscuros,
a carbón
y doncellas
deshechas.

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