Puerta a la hipocresía

Estadillos de hierba desahuciada
acristalan rascacielos de fracasos.

Entrad.

Picad el timbre 
de la potestad marginada.

Dejad fuera los zapatos de la piedad
y quemad pues, los ojos de la pobreza
a fuego de cigarro mojado en cocaína
y crueldad bajo ignorancia acuclillada. 

Sed mierda innata
y convertiros 
en otro principe
en casa de ratas.

Sed planos como poder al óleo
e inútiles como hebilla en esqueleto.

Sed lo que sois.

Viento durmiente,
ascuas tiritantes
y cielos ocultos
bajo ladrillos
callados y distantes.

Sed lo que sois.

Sombreros vacíos,
verborrea insonora
y gonorrea virtuosa
vuestra historia repleta,
completa y eterna
de Nada escrita en prosa.

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