Hereje pasivo

Vuestros son.
Sudores arrinconados
en un festín afrodisíaco
trajinando salvia
hundida y hedionda
en los últimos minutos
de la tolerancia
perturbada
por lechos de cemento
en un agujero
de prisas narcisistas.

Vuestros son.
Malos humos destilados
por una nariz ventrílocua,
tras caladas de jolgorio
que pasean 
a hurtadillas
por el antro rojo
de las mil vocaciones.

Vuestros son.
Mudos clamores que anudan
ventanas crudas y abolidas
por el papel viejo y arrugado
de una arrollada discordia
nacida a despecho
del vientre 
del honor,
el pavor
del hereje.

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