Burdel de sotanas
Meros entresijos
conspirando cobijo
en una almohada
de mosca cojonera
en alcoba risueña
de reloj de ramera.
conspirando cobijo
en una almohada
de mosca cojonera
en alcoba risueña
de reloj de ramera.
Rompe el sonido
de un mal aliento
a gemidos de piedra
que traiciona canderosa
su antiguo corazón
de lava friolera.
Se pone el sayo bajo sello,
cubre en manto el monasterio
y le llora a una cruz sofrita
por los huevos
de un burdo burdel,
los secretos de estado
mental y visceral
de un apartado espejo
que dicta
en un matrimonio de uno,
roto y hendido,
su perfil
de harto harapiento.
Abre sus puertas
y dice:
¡Bienvenidos,
soy el templo de la luz!
VENGO
a ayudaros,
a despejaros,
a engañaros,
a robaros,
a destrozaros
y después
a follarme
a vuestro hijos.
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