No te escucho

Sintiéndolo mucho,
de entre llantos me encuentro
y con poco más
que un cultivo de humo,
mis humildes cavernas
llenas del eco imaginado
resuenan danzando
retumbando tacones
que acallan simpáticos
mis putos cojones. 

En letrina pomposa
yacen mis ganas
cuando ocioso y gilipollas
me pide Ponos
que le arranque las horas
y me coma sus logros.

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