Entradas

Fiel guerrero perdido

Cabido a empeño se incrusta el casco y firme en esfuerzo torcido se afila. De armadura errante y de grebas oxidadas viste a uniforme de vida apagada. De escudo agrietado y espada ablandada a rota huella rompe filas y levanta su arma; Y sigue luchando casi a babor su alma petrificada de escollos pero recta de espalda.

Capitana de la cripta

Y esta simbiosis partidaria de la singularidad, ejemplar de la soledad, se folla a sí misma por los pasillos retumbantes de la locura y la esperanza por volver a ser siervo de los minutos enterrados por el hedor del rasguño del picor insostenible de una herida, si no traficada por el destino, deshecha del camino. Tal y como manda la capitana sus redes arrasan con el campo y sus hilos retorcidos de paja mental vuelven y devuelven a rodeos de bipolaridad su corona cautiva a la cripta reutilizada que a frescos de historia bautiza su alcoba y su almohada que nadie desea pero en la que todos terminamos siendo parte  de su calmoso escenario repleto de carozos inútiles.

A 48 versos del pozo

Parte 1 - Desde los distantes cirros En instinto me visto de bolinche por la en mis huesos aflicción siendo alérgico a la humedad de tempestades sine qua non. Ruedo alado, tuerto de brazos, por esas nubes que distante me hacen. A vista de águila os observo, que no admiro, entre rendijas cachondas de cúmulos esponjosos; y el tiempo apresado, funcional en su trabajo, muestra medio vizco un indigno legado. Parte 2 - Adaptados a la constante Los tantos contratiempos que carentes reñimos son éstos hojas de troncal que secos dejan de parirnos. Los podemos, firmes, añicar con tan solo cerrar el puño y moler hasta abortar arenillas del perturbado minutero tozudo; y soplar en nuestras manos festejando a despedida poética, como meollos en un arroyo de gracia  seducidos por su fuerza magnética, erradicando en él nuestro ser y estar, para dejar de ser y para dejar de estar volviéndonos capaces en valentía de capar la endiablada ansiedad. Parte 3 - Somos nuestros problemas Ansia nuestra en sayó...

El cuidador

Siendo irracional veo claros lejanos desamparados de mis explosivos hallazgos pero callo como calla la Paz pues solo deseo ser amigo tomado, y un tornado de ropajes que cuida a la fusilada charca calmosa de vuestros versos más perversos.

Excálibur

Violó una roca y murió en su polvo, E x cálibur, e x tenta de más se x o. E x ánime su mango que a e x actitud penetró a lo insensible hizo congelar e x uberante su e x céntrica pasión. A e x óticas leyendas en el inflado anaquel cuentan que un día murió su coito y por el placer del ser humano fue e x iliada y condenada a abandonar su propia asfi x ia.

Amor oscuro

¿Es tan tenebroso enamorarse  de la oscuridad? Ella Seductora y pasional retuerce los pezones de la magia blanca disfrutando perversa, siendo E lla , moderadora  de la sensibilidad. Es visceral pero no fría; semental su crueldad y bebedora irracional del frágil cuello de la inocencia. Oportunas son sus ingles obsesivas; y su dentellada carisma, romántica, le roba la vida hasta a la más desvergonzada pasión, muriendo triste si no engorda por adicto veneno su drogadicto dolor.

Señor de los cuervos

Desprovisto y en camino de riada aún caliente mi cuerpo muerto se presta en convite a aves negras, y traidoras ellas las carroñeras, llenan su estómago de maleza. Soy el señor de los cuervos y les doy de comer de mi parto; y les hago una raya de infarto para que vivan y a picotazos le partan el tabique a este mundo lleno de ratas, moscas y lagartos.