Tormentosa vida

Llueven.
Llueven historias 
de las que duelen;
de las que te hacen crecer.

Llueven calamidades
eufóricas y sabias
que a sorpresa del alma
nos endurecen a frialdad.

Llueven dagas
endulzadas pero afiladas
sobre espaldas esculpidas
a callosas ventiscas.

Llueven Diciembres de nostalgia
que mojan caricias de cartón;
y llueven castigos a precuelas
de malas decisiones aún por tomar.

Y llueven desayunos 
de silencios triturados 
por el choque de dientes
que incisivos aprisionan.

Dientes que amordazan 
victoriosas batallas 
que te hacen ser

monje perfecto,
amigo eterno,
y compañero sexual

de la más sucia 
y amada
soledad.

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