¡A las armas!

Lanzas delgaduchas hambrientas;
cimitarras navegantes naufragadas;
espadones descerebrados sirvientes;
floretes refinados quejicas;

hachas conquistadoras arruinadas;
machetes aventureros perdidos;
arcos románticos fracasados;
arpones familiares solitarios;

dagas arpías traperas;
jabalinas directas hurañas;
hozes sádicas arrepentidas;
guadañas verdugas misericordiosas;

ballestas bocazas huérfanas;
mazas robustas deshechas;
alabardas disciplinadas acuclilladas;
manguales sepultureros cariñosos;

cañones glotones anoréxicos;
catapultas kamikazes detallistas;
balistas indiscretas silenciosas;
arietes atrevidos vergonzosos.

Toda esa bipolaridad
es la que habéis clavado
a cuál esponja,
vuestras armas
a mi corazón.

Ahora exploto
y pues 
que de la metralla
de vuestros problemas
os alimentéis.

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